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La educación entrega el mundo a los nuevos, prepara a las nuevas generaciones para la renovación de un mundo común (Arendt). El docente abre el mundo y lo hace hablar. “Les vamos a decir cómo está hecho el mundo, qué se ha hecho hasta ahora (…) lo que importa es que el niño quiera saber” (José Martí).

La escuela cumple una función igualadora, al donar a los estudiantes un tiempo propio, diferente al tiempo de la producción, arrancándolos del trabajo en las minas y en los campos, al liberarlos de lo doméstico. La escuela es un artificio que transmite el mundo de todos; es el lugar de la atención compartida.

La escuela, hija de la igualdad y la emancipación, es una institución pública, es decir, para todos. Institución de contra destino, donde los docentes ponen el amor, la pregunta y la posibilidad. Al crear un mundo común, integran pasado, presente y futuro. Al presentar el mundo los docentes necesitan promover la atención de los estudiantes, ya que para la mayoría de nosotros la atención se ha hecho dispersa; la cuestión radica en crear tecnologías de la atención, antes que concentrarse en las técnicas digitales.

La contingencia sanitaria ha otorgado presencia a la escuela; repensarla exige hacerlo en compañía. Pensémosla desde la igualdad y lo público. Busquemos crear una responsabilidad compartida acerca de la educación, no individualizada, ni reducida al ámbito doméstico.

Te invitamos a escuchar a Jorge Larrosa, conferencista inaugural del Segundo Ciclo, en:

https://www.youtube.com/watch?v=oqdZcs5kxrI

Indaguemos sobre la igualdad, lo público, lo común, la emancipación y la atención; visita la sección Para saber más, de este blog.

 

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