La formación docente continua plantea retos asociados con la autonomía en el ejercicio del oficio docente, sustentada a su vez en enfoques de diversidad e inclusión.
Para que los docentes contribuyan al desarrollo de estudiantes lectores y pensadores, la formación docente puede propiciar las maestras y maestros:
Se conciban como lectores y pensadores, reflexionando acerca del sentido de la lectura y la escritura, como prácticas de vida y de generación de saberes y memorias.
Observen, reflexionen y elaboren relatos acerca de cómo leen y escriben y en qué condiciones.
Pongan su práctica docente al servicio del aprendizaje de niñas y niños, mirando su singularidad.
Ejerzan su oficio con autonomía y profesionalismo, para propiciar en los estudiantes la capacidad de aprender a pensar por sí mismos.
Se “sacudan” de la rutina de marchar tras los libros de texto gratuitos.
Fortalezcan su capacidad de selección y adecuación curricular hacia lo fundamental.
Reten al currículo desde su autonomía y rescatando de su repertorio pedagógico formas de trabajo inclusivas. El compromiso es que todos aprendan.
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