La contingencia puede servir como pretexto para resignificar la escuela y conectar con nuevas posibilidades. Este proceso requiere de ciertos olvidos y conversiones, demanda una ignorancia activa como la llama María Acaso (2013), es decir, la capacidad para ignorar ciertos eventos, prácticas e informaciones que resultan tóxicos o que se saben modificables. La ignorancia de la que habla Acaso es vista como una necesidad y no como error o fallo, porque coloca al sujeto en una posición activa, crítica, en la que puede rechazar aquello que ya analizó y valoró.
En una sociedad saturada de información, ejercer la ignorancia activa resulta útil, porque requiere una selección consciente sobre a qué se le presta atención. Cuando se piensa en la ignorancia activa se hace como un ejercicio crítico que realiza el sujeto, que le ayuda a cuidarse y cuidar a otros; no es un ejercicio que se hace en términos individuales, autorreferenciales, sino de una acción que tiene impacto a nivel colectivo.
Teniendo en cuenta lo anterior, identifica las prácticas del sistema educativo que te gustaría dejar pasar, incluidas las que viviste durante la contingencia sanitaria. Escribe y dibuja en una hoja cinco situaciones o prácticas educativas que te gustaría ignorar. Una vez que termines, recórtalas y rómpelas en pedazos pequeños (actividad adaptada de Acaso, 2013).
Después escribe al menos 5 situaciones o prácticas educativas que te gustaría cultivar y que te ayudarían a encaminar una vida escolar mejor. Qué te provocó este ejercicio, de qué te diste cuenta. Si tienes oportunidad comparte tus reflexiones con un par de colegas.
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