¿Qué tan nuestras son las emociones? Nosotros las sentimos, pero ¿qué tanto pueden ser influidas por las experiencias previas o por el contexto? Según la cultura hay manifestaciones emocionales que se permiten o no, por lo que la expresión de las emociones depende de la interacción con el otro; incluso, el sujeto que experimenta una emoción puede ser capaz de disfrazarla (Le Breton, 2013).
Un ejemplo es la manera en la que mostramos la tristeza. Todos tenemos derecho a llorar, pero culturalmente llorar se ha asociado como una expresión aceptada en las mujeres, mientras que en los hombres se la reprueba.
En este sentido, los medios de comunicación también tienen un papel fundamental, pues no sólo generan emociones, sino que dan una pauta de cómo se espera que reaccionemos a ellas.
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