Las nuevas propuestas curriculares en educación básica y media superior implican un cambio socioeducativo que afecta distintos planos de la vida escolar, lo cual requiere movilizar las concepciones vigentes sobre la construcción del conocimiento, las relaciones entre enseñanza y aprendizaje y los sujetos que participan en la formación.

Ser nuevo docente o directivo en el marco del nuevo currículo representa una oportunidad para participar en la resignificación y mejora de la práctica docente y de la comunidad escolar a la que llega, pues el escenario de cambio ofrece la posibilidad de articular los saberes y experiencia de docentes y directivos en servicio con las aportaciones de quienes ingresan.

La generación de espacios para la reflexión, en los que la voz de los recién llegados sea tan valiosa como la de aquellos con más experiencia, es una posibilidad para articular a principiantes y expertos, sobre todo si en estos espacios se promueve que docentes y directivos:

• Dialoguen acerca de sus ideas sobre el aprendizaje y cómo éstas les ayudan a concretar la integración curricular o a organizar la enseñanza partiendo del reconocimiento de las características de los estudiantes y sus procesos de aprendizaje.

• Identifiquen los ambientes y condiciones más favorables que pueden generar para promover aprendizajes científicos, sociales y humanísticos, ¿cómo lo han hecho hasta ahora y cómo podrían hacerlo en adelante?

• Analicen qué tan cercana es la escuela o plantel a la comunidad y cómo podrían tenderse puentes más estrechos entre ellas.

• Planteen ajustes en la organización y funcionamiento escolar que favorezcan el trabajo colaborativo y el establecimiento de objetivos comunes.

• Ejerzan su autonomía profesional al reconocerse como expertos y poner sus saberes y conocimientos en favor de todo el colectivo.

En su escuela o plantel ¿de qué manera podrían articular los saberes y experiencias de los docentes que llegan y de quienes ya están ahí?