El arte ha sido a lo largo de la historia una fuente de conocimiento. A partir de experiencias creativas y artísticas se han moldeado nuestro pensamiento y nuestra forma de mirar el mundo.
La contingencia sanitaria ha obligado a los educadores a llevar a cabo las tareas fuera del espacio de la escuela. Por esta razón resulta pertinente aprovechar la coyuntura para conversar con las instituciones y lenguajes que se encuentran en territorios intermedios, como la familia, y que, al igual que la escuela, participan en la construcción de conocimiento y de sentidos.
La intención es animar el encuentro entre las posibilidades que aporta el arte y sus saberes, con las potencialidades de los procesos educativos y pedagógicos. Para construir este puente nos apoyaremos en las emociones.
La estación se inicia con una situación de aprendizaje que define la educación como una experiencia que no se limita a la escuela o al plantel, sino que incluye la totalidad de la vida, desde el nacimiento hasta el último instante, y que tiene lugar en todos los ámbitos y con todos los sujetos. Al mismo tiempo, se presenta la educación como un proceso que transcurre en dos movimientos que suceden juntos: el sujeto se educa a sí mismo y el sujeto se educa con el otro. La segunda situación de aprendizaje explora la relación entre arte y educación. En forma transversal se irá reflexionando sobre las emociones y la experiencia durante la contingencia sanitaria.
El objetivo de la estación será explorar las conexiones entre el arte y la educación, a partir de la recuperación de la experiencia y las emociones presentes en la contingencia sanitaria y sus efectos en la vida educativa y social, para descubrir nuevas posibilidades en el ejercicio docente.
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