Las relaciones entre el arte y la educación son múltiples y se generan en distintos escenarios. En este sentido, el saber no sucede exclusivamente en la escuela, sino que puede producirse en la calle, en el barrio y el entorno.
Las prácticas artísticas, por su parte, no se limitan a la creación y transmisión de ideas o conocimientos que sólo pueden observarse en museos o galerías. Así, cuando el arte y la educación van de la mano, permiten que tanto estudiantes como docentes, artistas e intelectuales trabajen en conjunto y pongan sus saberes en común.
Los procesos que resulten de esa colaboración serán imprevisibles.
En este sentido la transmisión de saberes constituye uno de los principales propósitos del proceso de aprendizaje y del encuentro entre arte y educación.
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